En Bangkok esta todo muy apretado, hay muchos rascacielos y edificios altos repartidos por toda la ciudad. Esta atravesada por uno de los tres ríos más grande e importantes de Tailandia. También tiene canales, parques, e inmensos centros comerciales, como también barrios con bloques de edificios de media altura. En otros barrios más antiguos los edificios son casas adosadas, muy estrechas, en las que la planta baja es a menudo un negocio familiar.
En conclusión, una ciudad muy compacta como se puede observar con Google Earth viendo la ciudad desde arriba. Y es aquí, desde la vista satélite donde, si te fijas bien, se puede descubrir una superficie inmensa verde en medio de la gran ciudad. La zona esta delimitada por una gran curva del río de casi 360 grados que forma una península.
Nosotros fuimos a visitarlo con nuestros nuevos amigos Thita y Laurent, que viven aquí, y querían enseñarnos este lugar tan poco turístico. Se puede llegar allí cruzando el río con un »longtail-boat« (10 THB – 0,20 Euro), que salen de Khlong Toei Nok Pier.
Vista desde el »longtail-boat«.
Empezamos nuestro paseo en bici alquilada (100 THB – 2,50 Euro/por día) por la calle principal del »barrio«, una asfaltada, pero enseguida nos desviamos por pequeños caminos, que salen a derecha e izquierda de esta calle, que están hechos de placas de cemento y piedra, y que están muchas veces elevados como si fueran pasarelas para que pase el agua por debajo. A nuestro alrededor tenemos una zona pantanosa con un sistema de canales de agua, y por todas partes esta lleno de palmeras de diferentes tipos, cocoteros repletos de cocos, cañas de bambú, cañas de azúcar, plataneros, árboles de mangos, papayas, etc.., y también crecen bonitas flores como por ejemplo la amarilla y blanca »Leelawadee«. De vez en cuando se intercalan zonas de vegetación salvaje donde hay una espesa selva tropical.
También se ven casas, la mayoría son construcciones muy simples que se agrupan cerca de algún camino, y algunas pocas que parecen más lujosas, están rodeadas con muros altos, y se encuentran al lado del camino asfaltado.
Inevitable sudar con el calor y la comida picante.
Llegamos al centro de este oasis donde hay un mercado, cerca de un templo budista y de la escuela, y allí saciamos nuestro hambre en uno de los puestos de »street-food«, donde comemos cosas típicas de aquí, como ensalada de papaya con salsa de pescado y guindillas, que se prepara con el mortero. Para rebajar el picante de la ensalada Thita a pedido dos porciones de »rice-noodles« y »sticky-rice«, este arroz, que es pegajoso, viene servido en pequeños recipientes de bambú y los tailandeses lo cogen con la mano lo y lo hacen una bola frotándolo con ambas antes de metérselo en la boca.
Más tarde dimos una vuelta por el resto del mercado y probamos todo tipo de productos exóticos, entre ellos un zumo de fruta de la pasión que tenía un sabor divino.
Grossstadtdschungel
Bangkok ist sehr dicht bebaut und in der gesamten Stadt gibt es viele Wolkenkratzer und Hochhäuser. Die Stadt ist durchzogen von einem der drei größten Flüsse Thailands, dem Chao Phraya, und vielen kleineren Kanälen (»khlong«). Es gibt einige Parkanlagen, viele riesige Einkaufszentren, große Wohnblöcke und dazwischen die für das Stadtbild typischen schmalen Häuser mit maximal drei Stockwerken. Im Erdgeschoss dieser meist heruntergekommenen Häuser befinden sich häufig Familienbetriebe.
Wie kompakt die Stadt ist, erahnt man schon auf dem Satellitenbild von Google Earth und sieht man genau hin, kann man mitten in der Stadt, eine immense, grüne Fläche entdecken. Der Fluss zieht sich in weiten Mäandern (Flussschlingen) durch die Stadt und formt an einer Stelle eine sehr enge Schlinge, die fast eine Insel bildet und gleichzeitig die grüne Zone begrenzt.
Blick vom longtailboat auf Bangkok.
Unsere neuen Freunde Thita und Laurent haben uns diesen schönen und wenig touristischen Ort näher gebracht. Mit einem »longtailboat« setzt man für umgerechnet 20 Cent vom Khlong Toei Nok Pier auf die andere Seite des Flusses über. Mit Leihrädern (100 THB, ca. 2,50 Euro/Tag) sind wir zunächst auf einer asphaltierten Hauptstraße durch das Grün geradelt. Von dieser zweigen überall kleine, schmale erhöhte Wege aus Asphaltplatten ab. Ringsherum ist sumpfähnliches Gebiet, durchzogen von Kanälen, die zur Bewässerung dienen. Wo man hinblickt, sieht man Kokospalmen, die schwere Früchte tragen, Mango-, Bananen- und Papayabäume, Bambus, Zuckerrohr und »Leelawadee«, wunderschöne weiß-gelbe Blüten. Kultivierte Zonen wechseln sich mit dichtem Dschungel ab.
Ab und zu sieht man einzelne Häuser, hauptsächlich einfache Bauten aus Holz und manchmal, an den Hauptstraßen gelegen, bessere Häuser mit Mauern und Alarmanlagen.
Die Hitze und das scharfe Essen ließen uns ordentlich schwitzen.
Inmitten dieser Oase haben wir auf einem sehr authentischen Markt unseren Hunger gestillt. Er bildet gewissermaßen das »Zentrum« dieses Stadtteils. Ein buddhistischer Tempel und eine Schule befinden sich, wie für ein Zentrum üblich, in unmittelbarer Nähe. Thita hat uns eine große Auswahl an typischen Streetfood-Köstlichkeiten bestellt, darunter der vielversprechende Papayasalat aus unreifen Papayas. Er wird im Mörser und mit Fischsauce und Chilis zubereitet. Zum mildern der Schärfe gab es Reisnudeln und sticky rice dazu. Sticky rice wird in kleinen Bambus-Döschen serviert und man isst ihn mit der Hand, indem man den Klebereis zu kleinen Kugeln formt und sich in den Mund schiebt.
Später drehten wir noch eine Runde über den restlichen Markt und probierten alle möglichen exotischen Produkte, darunter ein herrlich schmeckender Saft aus Passionsfrüchten.