In den knapp zwei Wochen, die wir in Kambodscha unterwegs waren, überraschte es uns überall so viele Kinder zu sehen. Sie spielen auf den staubigen Straßen und winken ganz eifrig, wenn sie Touristen sehen. Dann rufen sie grinsend ein »Hello«, »Bye, bye« oder auch ein geschäftstüchtiges »Hello, one Dollar!« hinterher. Manche fahren mit für sie viel zu großen Rädern umher, andere baden in den Tümpeln vor den Häusern und ein paar Jungs versuchen in selbigen ihr Glück mit gebastelten Angeln aus Bambus.
Aber man sieht nicht nur glücklich grinsende Knirpse, sondern auch bettelnde Kinder in zerlumpten Klamotten, offensichtlich hungrige Kinder, die stehen gelassene Essensreste in den Restaurants aufessen und noch öfter sieht man ein krankes Kind mit zwei Erwachsenen auf einem Roller. Einer fährt, das Kind mit Infusionsschlauch sitzt in der Mitte und von einem zweiten Erwachsenen dahinter wird der Infusionsbeutel in die Höhe gehalten.
Wir haben uns gefragt, warum dieses Bild so häufig zu sehen ist und auch warum in Asien so viele Personen einen Mundschutz tragen. Die Luftverschmutzung durch Abgase ist ein Grund für die tagtägliche Verwendung des Mundschutzes, aber er dient auch dazu das Ansteckungsrisiko zu senken.
Die Hintergründe haben wir besser verstanden, nachdem wir Dr. Beat Richner kennengelernt haben, einen Arzt aus der Schweiz, der seit den 90ern in Kambodscha vier Kinderkrankenhäuser aufgebaut hat. Neben seiner Tätigkeit als Kinderarzt ist er Musiker und veranstaltet jeden Samstag in Siem Reap als »Beatocello« im Hörsaal des Kantha Bopha Kinderkrankenhauses einen Konzert- bzw. Infoabend.
Er wurde 1974/75 als junger Arzt vom schweizerischen Roten Kreuz an das Kantha Bopha Kinderkrankenhaus in Kambodscha geschickt. Als dann die Rote Khmer die Macht übernahm, kehrte er in die Schweiz zurück. Jahre später (1991) bat ihn die kambodschanische Regierung das, unter dem Terrorregime der Roten Khmer, zerstörte Krankenhaus wieder aufzubauen und zu leiten. Vier weitere Krankenhäuser wurden unter seiner Aufsicht in den darauf folgenden Jahren errichtet. Die insgesamt fünf Kinderkrankenhäuser, vier davon in Phnom Peng, eines in Siem Reap, behandeln 85–90% der kranken Kinder Kambodschas.
Für mich ist er ein bewundernswerter Mann, der auf eine außergewöhnliche Leistung zurückblicken kann. Für sein Wirken in Kambodscha hat er seine eigenen Bedürfnisse und Lebensträume zurück gestellt.
Zwischen den klassischen Stücken von Bach, die er auf seinem Cello spielte, erzählte er, dass Kambodscha vor dem Krieg einige gute Krankenhäuser und eine gute Infrastruktur hatte. Danach lag alles in Schutt und Asche und Epidemien wie Tuberkulose verbreiteten sich rasch. Viele Menschen sind heute noch immer von Tuberkulose betroffen, weil Mütter die Krankheit bei der Geburt an ihre Kinder weiter geben können. Bei einem z. B. durch Tuberkulose oder HIV geschwächten Immunsystem – auch wenn die Krankheit nie ausbricht – schlechter Hygiene oder Mangelernährung kommt es vermehrt zu Infektionen wie Dengue Fieber, Malaria oder japanischer Enzephalitis. In den Ländern Thailand, Vietnam und Laos erkranken, laut seiner Aussage, die Kinder nicht so häufig an solchen Infektionen, weil Tuberkulose dort nicht so weit verbreitet ist.
Eingang zum Hörsaal des Krankenhauses in dem jeden Samstag kostenlose Konzerte von Beatocello statt finden.
Das Besondere an den Kinderkrankenhäusern ist, dass alle Patienten kostenlos behandelt werden. Der Aufenthalt im Krankenhaus, die Medikamente oder Operationen – jede Form der Behandlung ist kostenfrei. Sogar die Anfahrtskosten und die Heimreise werden den Familien bezahlt, sodass auch die Bevölkerung in entlegenen Orten das kostenlose Angebot annehmen kann.
Dr. Beat Richner ist es sehr wichtig, dass alle Kinder in Kambodscha die gleichen Chancen haben und die Eltern befreit sind von der Sorge, wie sie die Behandlung oder die Anreise bezahlen sollen, damit sie ganz für ihr krankes Kind da sein können.
Im Gegensatz dazu wird in privaten Krankenhäusern nur derjenige versorgt, der die Behandlung im Voraus zahlen kann. Rund 80% der Bevölkerung leben von der Landwirtschaft, viele in ärmlichen Verhältnissen und dementsprechend können sich nur wenige die Behandlung in herkömmlichen Krankenhäusern leisten.
Auf einem unserer Ausflüge in die Umgebung von Siem Reap hatten wir Gelegenheit Einheimische auf Dr. Beat Richner und seine Kinderkrankenhäuser anzusprechen und die Reaktionen waren sehr positiv. Dr. Beat Richner ist sowas wie ein Held, jeder kennt seinen Namen und die Hilfe wird sehr dankbar angenommen.
Die jährlichen Betriebskosten der Kantha Bopha Krankenhäuser werden nur zu 10% von der kambodschanischen Regierung übernommen, die restlichen Kosten werden größtenteils durch Spenden und staatliche Unterstützung der Schweiz gedeckt. Bei den kostenlosen Konzerten ruft Beatocello sein Publikum dazu auf, entweder Geld oder Blut zu spenden. Blut wird vor allem für die Behandlung der Patienten mit Dengue Fieber benötigt, die im Schockzustand das Krankenhaus erreichen.
Berührt von diesem außergewöhnlichen Abendprogramm entschlossen wir uns am nächsten Tag nochmal im Krankenhaus vorbeizuschauen und Blut zu spenden.
Los niños de Camboya y su ángel de la guarda
En las dos semanas que hemos estado en Camboya nos ha sorprendido la cantidad de niños que se ven. Juegan en las calles polvorientas y cuando ven turistas les saludan con pasión. A veces incluso salen corriendo tras ellos y gritando con una sonrisa un »Hello«, »Bye,bye«, y algunos con gran visión de negocio »Hello, one dollar!«. Algunos van por ahí en bicis que son exageradamente grandes para ellos, otros se bañan en las pequeñas charcas que hay en frente de las casas, y algunos prueban suerte con las cañas de pescar hechas de bambú.
Pero no solo se ven niños felices y sonrientes, si no también niños mendigando, que visten ropa sucia y rota, y que evidentemente están hambrientos ya que comen los restos que se dejan los clientes en los platos de las mesas de los restaurantes. Y todavía más a menudo, se ven niños con un gotero en una moto, acompañados por dos adultos, uno conduce, el niño va sentado en medio, y el otro adulto va detrás sujetando en alto el gotero con un palo.
Nos hemos preguntado por qué vemos tan a menudo esta imagen, y también por qué en Asia tanta gente utiliza a diario una mascarilla. Uno de los motivos es la contaminación atmosférica, pero también se usan estas mascarillas durante la vida cotidiana para disminuir el riesgo de contagio de enfermedades.
Para poder entender mejor estas cuestiones nos ayudó conocer al doctor Beat Richner, un médico suizo que desde principios de los años 90 ha construido cuatro hospitales en Camboya. A parte de sus tareas diarias como médico de niños, es músico, y organiza todos los sábados un concierto gratuito en Siam Reap, en la sala de conferencias del hospital para niños Kantha Bopha, bajo el nombre de »Beatocello«.
Fue enviado en 1974/75 por la cruz roja suiza al hospital Kantha Bopha en Camboya cuando era un médico joven. Cuando los Jemeres Rojos se hicieron con el poder, volvió a Suiza. Años después (1991) el gobierno camboyano le pidió que regresara con el fin de restaurar y dirigir el hospital que había sido destruido a causa de la dictadura de los Jemeres Rojos y la guerra posterior. En los años siguientes se construirían cuatro hospitales más bajo su supervisión. En estos hospitales, cuatro de ellos en Phnom Peng y uno en Siam Reap, son atendidos un 85–90% de los niños camboyanos enfermos.
Para mi es un hombre digno de admiración, por haber ayudado al pueblo de Camboya desinteresadamente. Para esto ha tenido que renunciar a muchos de sus sueños e intereses personales.
Entre las piezas clásicas de Bach, que toca con su violonchelo, él le cuenta a su público que en Camboya, antes de la guerra, habían unos cuantos hospitales buenos y buenas infraestructuras. Después quedó todo reducido a escombros y cenizas, y epidemias como la tuberculosis se extendían con rapidez. Hoy en día hay todavía mucha gente afectada por la tuberculosis, ya que las madres pueden transmitir a sus hijos la enfermedad durante el parto. En un sistema inmunológico debilitado, por ejemplo, por tuberculosis, por VIH (aunque la enfermedad no se desarrolle), por mala higiene o por falta de una buena alimentación, aumentan las infecciones de la fiebre del dengue, malaria, o encefalitis japonesa. Según nos cuenta el doctor, en los países vecinos, Tailandia, Laos y Vietnam, no enferman tan a menudo los niños porque allí la tuberculosis no esta tan extendida.
Entrada a la sala de conferencias del hospital, donde cada sábado Beatocello ofrece un concierto gratuito.
Lo que tienen de especial estos hospitales para niños es que todos los tratamientos son de forma gratuita. La estancia en el hospital, los medicamentos, las operaciones, todo tipo de tratamiento que un niño necesite es gratuito. Incluso los gastos derivados del transporte desde casa al hospital se paga a las familias, de manera que hasta los que viven en lugares remotos puedan beneficiarse también de los servicios gratuitos de estos hospitales.
Para el doctor Beat Richner es muy importante que todos los niños de Camboya tengan las mismas oportunidades, y que los padres no tengan que preocuparse de como pagarán el tratamiento o los viajes al hospital, si no que se preocupen de estar ahí con los niños cuando ellos más los necesitan.
Por contra, en los hospitales privados solo se atiende a los que pueden pagar el tratamiento por adelantado. Cerca del 80% de la población viven del cultivo de la tierra, muchos de ellos en condiciones de pobreza, y evidentemente solo algunos pocos pueden permitirse tratamientos médicos en hospitales tradicionales.
En una de nuestras excursiones por los alrededores de Siam Reap, tuvimos la posibilidad de preguntar a un par de personas si conocían al doctor Richner y sus hospitales y sus reacciones fueron muy positivas. Conocían muy bien al doctor y su historia, nos hablaron de él como de un héroe y le están muy agradecidos por su ayuda.
Los hospitales de Kantha Bopha están sustentados económicamente casi en su totalidad mediante donaciones, y mediante el apoyo del estado suizo, mientras que el gobierno de Camboya solo se hace cargo de un 10% de los gastos. Durante los conciertos gratuitos Beatocello hace un llamamiento a hacer donaciones, ya sean de sangre o económicas. La sangre se necesita especialmente cuando los afectados por la fiebre del dengue llegan al hospital en estado de shock.
Esta inesperada noche del concierto, nos conmovió de tal manera que decidimos, al día siguiente, volver al hospital para hacer una donación de sangre.
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