Mientras viajábamos con el viejo tren, desde Chiang Mai hacia Bangkok, intentamos asimilar la desgracia que nos había acabado de suceder esa misma mañana. Que cerca hemos estado, ahora justo al final, de arruinar el buen sabor de boca que nos estaba dejando el viaje, y sobre todo de que cambiara nuestra buena imagen sobre Tailandia, donde nos ha pasado este incidente. En un momento de descuido nos ha desaparecido una bolsa de mano junto con el ordenador portátil.
En parte culpa mía, por haberlo dejado allí y haber perdido el contacto visual por algunos momentos. Se quedó encima de un sillón, en una de las zonas compartidas del guesthouse, mientras nosotros estábamos a unos 10 metros de distancia haciendo fotos. De repente el ordenador y la bolsa de mano ya no estaban allí. Era temprano y solo habíamos visto pasar cerca al personal del guesthouse.
Les preguntamos a ellos, pero no habían visto nada. En su opinión alguien de fuera habría entrado y se lo habría llevado. El dueño del guesthouse, que también estaba allí, nos confirmó que las cámaras de vigilancia estaban temporalmente fuera de servicio por un problema con el servidor.
Desde recepción llamaron a la policía, que se presentó allí rápidamente, pero que no hizo mucho a parte de preguntarnos por el número de serie del portátil, y autorizar al personal del guesthouse para registrar las habitaciones de otros huéspedes de los que pudiéramos sospechar. Se hizo este registro, pero tampoco sirvió de nada. La esperanza de volver a ver el ordenador se desvanecía, y así también nuestra moral.
Como ya teníamos los billetes del tren comprados, pocas horas después tuvimos que resignarnos a partir. Nos habíamos hecho muchas ilusiones de este bonito viaje en tren, pero como se podrá comprender, toda nuestra alegría se había esfumado. Y es que aunque habíamos hecho regularmente copias de seguridad, algunos textos y fotos trabajadas también habían desaparecido.
Durante el largo viaje en tren tratamos de asimilar la pérdida y mirar hacia adelante. Al fin y al cabo no nos había pasado nada grave, como tener que ir al hospital con algún hueso roto o haber cogido malaria. A veces el destino pone a prueba tus nervios y solo entonces sabes lo capaz que puedes llegar a ser para afrontar situaciones adversas. Eso sí, no fue para nada fácil aceptarlo y nos costó más de una lagrima.
A la mañana siguiente, recién llegados al »Once Again Hostel« pareció cambiar nuestra suerte. No podía creérmelo del todo cuando vi en mi cuenta de correo varios e-mails del guesthouse de Chiang Mai; que habían encontrado el ordenador y la bolsa, que una chica lo había devuelto. Según el personal del guesthouse, lo había cogido por error y se había dado cuenta unas horas más tarde que no era el suyo…
Gracias a las compañías de vuelos baratos en Asia, me he podido permitir el ir a recoger el ordenador a Chiang Mai en persona, en un viaje de ida y vuelta el mismo día. Cuando estuve allí otra vez de nuevo, evidentemente intenté informarme de como había ocurrido todo, pero en recepción me dijeron que ya no estaba hospedada la chica que devolvió el ordenador, y que no tenían ningún dato de ella para poder contactarla.
A pesar de haber tenido que hacer el viaje otra vez para recoger el ordenador, y de la misteriosa manera en la que desapareció, hoy podemos decir que estamos muy contentos de haberlo recuperado todo intacto. Para nosotros esto ha sido como un milagro.
Los últimos días de nuestro medio año de viaje los hemos pasado en Bangkok, donde hemos celebrado que el viaje se termina con un gran balance de cosas positivas. Hemos podido disfrutar otra vez de esta polifacética ciudad, con sus olores y sabores tan característicos de Asia. También hemos hecho las últimas compras, hemos pasado un día en Ayutthaya, y nos hemos despedido como toca de nuestros amigos Thita y Laurent.
Por cierto, para los que busquen una cama cómoda en el centro de Bangkok y les les guste la arquitectura moderna, aconsejamos encarecidamente nuestro último alojamiento, »Once Again Hostel«.
Todavía quedan muchas cosas del viaje por contar para las que no hemos tenido suficiente tiempo hasta la fecha, pero estas historias que las vamos a escribir próximamente aquí. ¡Podéis seguir expectantes!
Unsere Reise geht zu Ende…
Im fast schon historisch anmutenden Zug von Chiang Mai nach Bangkok, versuchten wir das frustrierende Missgeschick zu verarbeiten, das uns am Morgen des selben Tages passiert ist. Kurz vor dem Ende unserer Reise wurden wir vor eine harte, nervliche Probe gestellt und fast wären wir mit einem ziemlich getrübten Bild aus Thailand abgereist. In einem kleinen Moment der Unaufmerksamkeit, kam uns unser Laptop und eine Tasche abhanden.
Ganz unschuldig war ich nicht, denn ich ließ den Laptop auf einem Sessel auf der Terrasse unseres Hostels liegen und verlor in den entscheidenden Minuten den Augenkontakt zu ihm. Während wir 10 Meter weit entfernt Fotos machten, musste jemand den Laptop und die Tasche genommen haben. Es war noch recht früh am Morgen und bis auf das Personal hatten wir niemanden in der Nähe gesehen.
Wir fragten die Angestellten wie verzweifelt, ob jemand etwas beobachtet hätte, aber natürlich hatte keiner etwas Außergewöhnliches gesehen. Ihrer Vermutung nach hätte es jemand Fremdes sein müssen. Dummerweise, oder war es zufälligerweise, waren die Überwachungskameras gerade außer Betrieb.
Die Arbeit der beiden Polizisten, die in der Zwischenzeit eingetroffen waren, beschränkte sich darauf, uns nach der Seriennummer des Laptops zu fragen und dem Personal des Hostels die Erlaubnis zu erteilen, die Zimmer der anwesenden Gäste zu kontrollieren. Leider blieb die Suche erfolglos und die Chancen unseren Laptop wieder zu sehen, gingen gegen Null. Uns war Elend zumute…
Nachdem wir bereits unser Zugticket nach Bangkok gekauft hatten, machten wir uns ein paar Stunden darauf auf zum Bahnhof. Wir hatten uns sehr auf diese Zugfahrt gefreut, aber man kann leicht nachvollziehen, dass uns jegliche Freude abhanden gekommen war. Obwohl wir in regelmäßigen Abständen Datensicherungen gemacht hatten, war ein Teil der Texte und der bearbeiteten Fotos mit dem Computer verloren gegangen.
Während der Zugfahrt hatten wir Zeit über das Geschehene nachzudenken, den Verlust zu verkraften und nach vorne zu sehen, schließlich ist uns ja nichts Schlimmes passiert. Keiner lag mit gebrochenen Knochen im Krankenhaus oder hatte die Malaria. Manchmal stellt das Schicksal deine Nerven auf eine harte Probe und besonders in solchen Situationen zeigt sich die wahre Stärke eines Charakters. Leicht war es nicht und wir haben nicht nur eine Träne an diesem Tag vergossen.
Am nächsten Morgen, angekommen im »Once Again Hostel«, schien das Glück wieder mit uns zu sein. Erst konnte ich es nicht glauben, als ich mehrere Mails in meinen Postfach fand, alle vom Hostel in Chiang Mai. Darin stand, dass der Computer wieder aufgetaucht wäre, weil ein Mädl ihn zurück gebracht hätte. Vom Personal des Hostels erfuhren wir, dass sie ihn aus Versehen an sich genommen hatte und erst später bemerkte, dass es nicht ihrer war…
Zum Glück fanden wir einen günstigen Flug für mich, sodass ich den Laptop persönlich abholen konnte. Als ich drei Tage später wieder dort war, versuchte ich selbstverständlich herauszufinden wie der Irrtum entstanden war, aber ich erfuhr nur, dass das Mädchen bereits ausgecheckt hatte und sie keine Kontaktdaten von ihr hätten.
Abgesehen von der zusätzlichen Reise, um den verloren geglaubten Laptop abzuholen und die Ungewissheit über dessen Verschwinden, sind wir heilfroh unser Arbeitsgerät und die Erinnerungen in Textform wieder zu haben. Kaum zu glauben, dass wir so ein Glück hatten…
Nur so konnten wir die letzten Tage unserer halbjährigen Reise unbeschwert in Bangkok genießen, glücklich und dankbar über alle Erfahrungen, die uns so reich gemacht haben. Wir erlebten noch einmal den Facettenreichtum der Metropole, sogen die Gerüche und visuellen Eindrücke Asiens in uns auf, verbrachten einen Tag in Ayutthaya und verabschiedeten uns von unseren Freunden Thita und Laurent.
Unsere Unterkunft, das »Once Again Hostel« können wir übrigens ohne Einschränkungen allen empfehlen, die ein bequemes Bett im Zentrum von Bangkok suchen und sich für moderne Architektur begeistern.
Noch immer gibt es so viel von dieser Reise zu berichten, wozu wir bisher keine Zeit hatten, aber die ein oder andere Geschichte wird hier mit Sicherheit noch folgen. Ihr könnt gespannt sein!